Reseña gráfica: Valentín Ramón – Rey Muerto No Tiene Sueños

¡Muy buenas a todos! ¿Qué tal habéis pasado el puente? Yo, como habéis podido ver en redes, he hecho una escapadita de la rutina para coger aire fresco y afrontar el final de año con la mejor actitud posible. Para amenizarme las tardes, me he llevado la obra de la que vamos a hablar hoy conmigo. Y es que, en el planning original que os mostré hace unos días, esta reseña debió salir el 1 de noviembre. Pero desde el primer minuto, cuando llegué al lugar donde me iba a alojar, vi que la cobertura iba a brillar por su ausencia. Por tanto, decidí esperar a hoy para traeros esta novela gráfica que, ya os adelanto, me ha encantado. Hablo, como habéis podido leer en el título, de Rey Muerto No Tiene Sueños, de Valentín Ramón. Este autor me contactó hace mucho tiempo para hablar de su obra, pero debido al parón que tuvo este espacio durante la pandemia, no tuve la oportunidad de leerla. Y, a decir verdad, me arrepiento: Valentín nos plantea en esta historia de apenas cien páginas una serie de preguntas que están inherentes en todo ser humano. Comenzamos.

Portada de la obra, autoeditada.

Ojito, porque no hablamos de alguien desconocido en el mundo de la ilustración. Valentín Ramón ha desarrollado su actividad principalmente en EEUU, donde ha trabajado para diversas editoriales. Es ilustrador, por ejemplo, de la serie D4ve, en la que es guionista. Esta obra es la segunda en la que se anima a realizar la técnica de Juan Palomo: yo me lo guiso, yo me lo como; y actúa como ilustrador y guionista de este comic. El anterior, Zeta: o estas con nosotros o contra nosotros, le sirvió para añadir bagaje a una ya extensa carrera de por sí que, sin duda, ha influido en la confección de esta obra.

Hablando de la historia en sí, esta nos coloca en la perspectiva del protagonista, J, que vive en una ciudad inconcreta de la Tierra en un futuro distópico en el que la tecnología nos ha sobrepasado por completo: las máquinas y los androides han acabado con más de la mitad de los puestos de trabajo, llevando a estos nuevos parados a vivir con un subsidio, sin necesidad de preocuparse por su sustento. Poco a poco estas personas caen en la drogadicción y, en consecuencia, en la delincuencia. Los que no recurren a ello, caen en la realidad virtual, olvidándose de llevar a cabo tareas tan elementales como comer o dormir. Los que aún conservan su empleo, llevan a cabo labores de supervisión de las máquinas y de los androides, o tareas de vigilancia policial. En este contexto, se produce el auge de un grupo de personas de índole fascista que quiere acabar con lo que ellos consideran la tiranía de los azules y las latas (los androides y las máquinas) para devolverle la libertad al ser humano. Con este caldo de cultivo, J conoce a Wendy, una mujer que comienza a trabajar con él y con la que inicia una relación de absoluta pasión en todos los sentidos de la palabra.

Las páginas que suceden a esta introducción nos muestran, por un lado, el final de la misma obra, que no contaré para no hacer spoilers; y por otro lado, cómo J le cuenta los sucesos acaecidos previos a ese final a un robot para, finalmente, desembocar todo en el gran final de la trama. Por tanto, lo que vemos en esta obra es el desarrollo de una relación, el fin (o no) de la misma y cómo afronta este personaje los meses y años posteriores hasta llegar a la situación que se nos plantea al comienzo. A mí, personalmente, me ha perdido un poco al principio, hasta que me he ubicado y he visto cual era la intencionalidad de contar la historia así. Mención aparte merece el desarrollo de todo el universo y del contexto en el que se mueve la pareja, que se va explicando a la par que suceden las escenas mediante píldoras televisivas. Todo un acierto para dar un desarrollo a una trama que a priori parece secundaria pero que acaba convirtiéndose en el motor de la obra.

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D4ve es una de las series en las que Valentín a trabajado, en esta ocasión junto a Ryan Ferrier.

Hablando de desarrollo, el de los dos personajes principales es muy interesante. Wendy busca en todo momento que la relación evolucione, mientras que J muestra sus inseguridades. J es un personaje timorato en esencia, aunque pueda parecer lo contrario en un inicio, mientras que Wendy representa la parte racional de la relación, aunque no por ello sea precisamente fría. Todo lo contrario, de hecho. Los diálogos y los monólogos internos, a excepción de diversas faltas de ortografía, están bien construidos y ayudan a hacer de la historia algo verosímil, teniendo en cuenta que es una obra de ciencia ficción. Al fin y al cabo, y esta es una virtud en mi opinión, Valentín nos está narrando algo muy cotidiano en un ambiente que es absolutamente ajeno a nuestra realidad, al menos de momento. No busca la epicidad propia del género, ni contar una historia sobre un pueblo oprimido que busque acabar con una clase dirigente. De hecho, no se sabe si existe o no esa clase porque no se menciona: el antagonista es el grupo Only Human, que buca acabar con los androides y los robots, y estos no cobran una importancia relevante hasta la segunda mitad de la obra.

En lo que a dibujo se refiere, no puedo opinar demasiado, ya que disto de ser un experto o de tener nociones tan siquiera básicas sobre el tema. A mí me parece que está muy bien ambientada la ciudad, así como los diferentes escenarios que vemos. Las calles están muy sucias y llenas de personas que se dedican a delinquir o a prostituirse. Hay, también partes oníricas en las que la gravedad no existe y vemos a figuras humanas flotar mientras están bajo los efectos de determinadas drogas. Me gusta el color, dominando la gama de grises en tonos apagados, para dar una sensación mayor de agobio. Al fin y al cabo, Valentín no nos está contando una historia bonita.

En resumen, una obra que bien merece una lectura. La ciencia ficción es un género en el que no soy docto y en el que quiero adentrarme poco a poco, ya sea con clásicos o con obras contemporáneas. La de Valentín es una propuesta muy interesante y con la que he disfrutado mucho. Además, se engloba dentro de una colección que será conocida como The Blackest Pill, así que estaré muy pendiente de los futuros trabajos que salgan bajo este sello. Y no perderé de vista a Valentín Ramón, al que le auguro un brillante futuro. Esperemos que así sea. Podéis haceros con un ejemplar de la obra aquí.

2 comentarios en “Reseña gráfica: Valentín Ramón – Rey Muerto No Tiene Sueños

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